Intouchables (2011)

Exquisita. Brillante. Increible. Magnífica. Excelente. Única.

Intouchables es una película francesa basada en hechos reales que (aunque usted no lo crea) te divierte de principio a fin. Y es por ello que la considero una joyita para este género.
Tiene lo mejor del cine francés: Un alto grado de realismo en la trama y la dramatización, así como en una selección muy precisa de personajes que distan mucho de ser ideales, y que durante toda la película no hacen más que vivir la situación que (lamentablemente) les toca.
Pero... ¿Qué la hace diferente?
Principalmente los actores. Omar Sy ("Driss" en la historia) tiene una impecable autenticidad para representar la vida simple de un negro inmigrante de los suburbios de París,
y François Cluzet ("Philippe") sólo con la expresión de la cara le acanza y sobra para mostrarte la esencia de un millonario que quedó tetraplégico a raíz de un accidente.
La música, la imagen y la escenografía tienen el nivel y la exquisitez de la alta sociedad (música clásica, una mansión lujosa, la noche parisina y los mejores cuadros del arte moderno), y el guión, los diálogos y las escenas tienen la simplicidad de una vida de bajos recursos.

La historia ES el vínculo que se forma entre estas dos personas diametralmente opuestas, caminos que de casualidad se cruzan cuando Philippe busca un enfermero que lo asista full time, y Driss necesita una constancia de asistencia a entrevistas de trabajo para poder recibir un subsidio del estado.
Desde el comienzo te das cuenta de que tu propia realidad está llena de gente auténtica y espontánea como Driss, y que la vitalidad que irradia te hace disfrutar cada momento en su presencia; y a su vez sabes que el mundo está lleno también de gente como Philippe (¿acaso vos?), con gran claridad para comprender la vida pero que el tiempo fue aquietándolo y silenciándolo un poco...

Por todo ello sobran razones para que disfrutes la película de principio a fin, y que, de hecho, no quieras que se termine.