"Piano, solo" es sencillamente la triste historia de vida del pianista y compositor de jazz italiano Luca Flores.
Dirigida por Riccardo Milani y basada en el libro "Il disco del mondo - Vita breve di Luca Flores, musicista", de Walter Veltroni.
Días y semanas después de verla me encontré en reiteradas ocasiones pensando en Luca, a veces en escenas puntuales y otras simplemente en la imagen que se formó en mí de tan inolvidable persona. Esto es obra y gracia del director, escritor y guionistas (Ivan Cotroneo, Claudio Piersanti.), que supieron presentar cada hecho de la historia del músico que lo fue formando, que lo fue moldeando, que fue definiendo cada nota de su vida que lo llevó a la inevitable cadencia final.
Me gusta decir que el elenco es bellísimo, y no me refiero sólo a belleza estética sino también a esa belleza armónica que puede conformar una persona, cuando transmite lo mismo con la imagen, con las palabras y con los gestos. Luca vivió rodeado de personas de diferentes estilos, que cada actor interpreta a la perfección.
Visualmente es hermosa, filmada en Florencia y otras partes de Italia, y con una fotografía muy elegante y sutilmente lograda, a cargo de Arnaldo Catinari. Sin impresionar, esas imágenes se te graban.
"Piano, solo", además de ser una fiel biografía y un intenso drama existencial, es el significado del jazz, del jazz en el hombre.
"Piano, solo" es la pregunta inconclusa de si el hombre compone jazz, o el jazz compone al hombre.
Imperdible.