Copenhagen (2002)

  • Dirección: Howard Davies
  • Guión: Michael Frayn (guión original para teatro) y Howard Davies (adaptación para TV)
En el corazón de todos los conflictos existe, en cierta medida, la incertidumbre. Pero ¿puede entenderse un conflicto desde las premisas de la física cuántica?
En 1941, Werner Heisemberg (físico, padre de la física cuántica) viajó a Copenhague para reunirse con su antiguo colega Niels Bohr (otro físico, más viejo). A partir de allí se produjo un distanciamiento, pero las causas de dicho distanciamiento y el motivo de dicho viaje de Heisember, son cosas que nunca quedaron claras. En repetidas ocasiones Heisemberg intentó explicarlo, pero nunca terminó de quedar claro.
¿Cómo se trabaja con un drama tan incierto entre dos físicos? Bien, Michael Frayn tuvo una brillante idea: en el guión de la obra de teatro en la que esta película se inspiró´, entretejió el drama con la física cuántica, la física de la incertidumbre.
A lo largo de toda la película van a escuchar alusiones al "núcleo de incertidumbre", el corazón mismo y desconocido del drama de esta disputa. La película vuelve innumerables veces sobre sus pasos, retoma desde puntos abandonados, explora diferentes posibilidades en la sucesión de los hechos...
¿Aburrido? Para nada. Esos cambios permanentes en el contexto generan una sensación de vértigo que permanece desde principio a fin.
No tuve el placer de ver la obra en un teatro, pero espero engancharla algún día.

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