Un gato que habla.
Sí, incluso en la película es algo inusual, pero tanto los espectadores como los personajes mismos lo aceptan rápidamente porque, por más extraño que sea, el gato es genial, tenga sentido o no que hable, todos terminamos queriendo saber qué dice.
¿Y a qué vino este gato?
Metido en una familia judía, comienza a cuestionar las creencias religiosas y con ello impulsa a los personajes a mostrar sus pensamientos más personales y a envolverlos en una historia MUY bizarra: un grupo muy heterogéneo de hombres se embarcan en un viaje con fines espirituales pero poco claros, que los termina enredando en discusiones existenciales y encontrándose con gente más estrambótica que ellos.
La película es exelente:
La historia es altamente interesante, y además tiene anexada una gran cantidad de cuestiones que la enriquecen más.
La dirección es impecable, tanto en el aspecto estético como en el guión no hay nada que reprochar. El estilo francés explícito (que le da realismo al dibujo) y la banda sonora muy "acorde".
Temas tan serios y profundos, encarados en animación y dentro de una trama disparatada y poco real (no es muy común ver un gato que quiera tener, sea como sea, su Bar Mitzvah) hacen de esta película una pieza única, muy digna de ver y recomendar.
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