El violín es una película mexicana que cuenta la historia del viejo Don Plutarco, su hijo Genaro y su nieto Lucio, tres músicos que se ganan la vida por las calles de los pueblitos selváticos de México. A su vez son parte de la resistencia guerrillera campesina que reclama el derecho a la tierra, y que intenta muy dificilmente sobrevivir a la violenta represión del gobierno con las Fuerzas Armadas Nacionales, arrasando los pueblos rurales y torturando en busca de "subversivos".
La película es una joya del neorrealismo. La fotografía en blanco y negro, los escenarios selváticos y los planos a los rostros de los personajes (brillante selección actoral, excelentes caracterizaciones) te hacen vivir la historia como si te la estuviera contando un amigo cercano.
La trama tiene una fuerza dramática muy bien equilibrada con el guión: no se excede (nunca hay llantos o escenas desgarradoras, -exceptuando el prólogo-) pero nunca te suelta: durante la hora y media que dura la película la situación de los personajes se vuelve un dilema tan intrigante y tan humano que querés constantemente saber cómo se va a desenlazar. Y no defrauda.
Es interesante mencionar que si bien se supone que la historia se desarrolla durante la guerra sucia de México ocurrida en los 60' y 70', no se hace referencia histórica explícita, evidenciando una situación que puede pertenecer a cualquier época y casi cualquier contexto socio-político, e incluso (lamentablemente) de la actualidad.
No me gusta spoilear nada, así que simplemente les recomiendo que la vean, porque vale la pena ver cómo los protagonistas se las van ingeniando para resolver las complicaciones que se le van presentando, como luchan para sobrevivir a los malos tiempos, y cómo mantienen viva la esperanza, la unidad y la identidad del pueblo.
El violín es una obra de arte que combina impactantes imágenes, diálogos, sencillez humana, violencia, ingenio, resistencia, realidad y valores morales.
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