Cuando la muerte dispara todo lo que se lleva se hace visible y esas imágenes se imprimen en quienes la ven pasar de cerca, pero además la onda expansiva que deja desata lo invisible y puede entrar hasta el rincón más secreto y enterrado de una persona.
Esta es una peli que me pareció excelente desde ese punto.
Parte de un hecho: una masacre en un colegio yankee. Nada innovador para el cine de hoy, teóricamente... pero luego te vas dando cuenta de que la historia perfila hacia la conciencia de Dianna, donde luego de mucho tiempo comienzan a salir a la luz todas aquellas cosas que fueron sepultadas esa tarde de tanta sangre.
No se mucho qué decir, me atrapó lo suficiente la historia como para no notar demasiado si es una GRAN dirección o simplemente está bien hecha, lo que sí destaco es el dúo de actrices que eligió, que indudablemente te cautivan por la expresividad adecuada al rol que representan:
Uma Thurman, con esa cara impresionante de mujer que vivió mucho en poco tiempo, y Evan Rachel Wood, adolescente hermosa con un cuerpo listo para soportar un mundo más crudo de lo que la religión pretende.
Además, recordando un poco, tiene escenas con colores muy resaltados, fotografías muy luminosas y en general, la gamma de la película es muy deslumbrante (cosa que insisto, va de la mano con las actrices).
Juega a los contrastes: pasado-presente, inocencia-culpa, amor-dolor, madre-hija, vida-muerte... y más. En general, en mayor o menor medida, todo lo que va presentando tiene su polo opuesto representado en algún otro punto de la película.
Vale la pena. Es ver otra de las caras de la muerte, la más persistente, que va apareciendo cuando desaparece la que sale en las noticias.
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