Cuando nos atrapa la lluvia podemos empezar a sentir un poco la nada, creernos atrapados en un vacío sin sabor, o aún peor, con olor a monotonía.
Eso le pasa a Alma y nos pasa a nosotros, cuando al principio de la película (de la historia) la vemos varada en un embotellamiento en Buenos Aires causado por una intensa lluvia que no presenta indicios de terminar.
El agua tiene esa habilidad de desnudar, de dejarnos totalmente indefensos mientras va evidenciando nuestra forma más real... y esta idea la capta y la plasma en la historia nuestra directora Paula Hernández para mostrarnos, y mostrarle a ella misma, el desgano en el que vive Alma.
Y aquí hago una pausa para mencionar la calidad actoral que tiene Valeria Bertuccelli para representar esta personalidad que está tan llena de significado (que en una mala actuación aparentaría no ser nada).
Pero el agua sigue cayendo, y encontramos (junto con Alma) que hay más almas atrapadas en la misma lluvia, expuestas y dispuestas a tocarse unas con otras... conocerse... reconocerse...
LLUVIA es el título de la película y lluvia es también su significado; y vale la pena "empaparse" un poco para descubrir que la lluvia no es sólo agua, así como las personas no son sólo cuerpo, que adentro de cada uno hay un pasado y un presente, y que el encuentro entre dos indefensos es empaparse...
Conozcan a Alma, conozcan a Roberto (Ernesto Alterio, otro gran actor) y disfruten de la lluvia.
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